En una estancia de Palca vivía una familia, preocupada por sus cementeras. Pues, el
hielo y la rancha no dejó madurar los frutos. En la cosecha ningunos pudieron
hacer sus qormay como antes, tuvieron que comer cada vez más menos, el padre
bajó a la quebrada a buscar granos; pero no fue suficiente, más y más de almuerzo
en almuerzo se acabó los granos y al final sólo le quedó una mazorca de maíz. La
familia no comía durante tres días.
Era época de hambruna. Una noche, luego de
hacer dormir a los niños los padres decidieron tostar maíz.
¿Dónde está la leña?
_preguntó la mujer a su marido_, luego dijo: ¿Dónde está el tiesto?
Entonces uno de
los niños que aún dormitaba exclamó:
¡Katay kanala mama!
Como era imposible
comer entre todos un puñado sólo un puñado de cancha, los padres decidieron
deshacerse de sus hijos. Abandonaron a los niños atados en un lugar muy triste y
muy lejano, diciéndoles, Wanukari.
La niña lloraba desesperadamente y el niño por desatarse se lastimaba.
De pronto
apareció un cóndor, los niños pidieron ayuda ¡señor cóndor, señor cóndor ayúdanos
a salir de este lugar y el cóndor tuvo compasión y desató a los niños. En ese
momento pasaba un pichuychanka llevando en el pico una flor de papa.
Sigan
ese pichuychanka (Pajarito oriundo de la quebrada de Chaupihuaranga semejante al gorrión.) y hallarán abundante papa _dijo el cóndor_.
Pero los niños se
perdieron en el camino, caminaron todo el día, hasta que al fin se detuvieron
agotados por el hambre y el cansancio. Se quedaron dormidos en medio de los
cerros. Al despertarse en la oscuridad vieron una luz a lo lejos a lo que se dirigieron
deprisa. Llegaron a una cueva, donde vivía una vieja pelucona, narizona piel
arrugada, con ojos vivos, con sombrero negro de la forma de canoa y de copa alta,
con túnica negra y botines negros puntiagudos y levantados. Su voz era chillona. Era
una Ganchana. (Bruja)
Ella recibió a los niños muy cariñosamente: ¿Paseen niñoooooooos!
¡Les daré alojamiento y comida! Ésta es su casa, no tengan miedo. Luego, le dio
papas frías que los niños devoraron con gran rapidez. Cuando terminaron les dijo:
“Tú (al varoncito) dormirás conmigo y tú (a la niña) en otro lado
y así fue.
A poco rato de haberse acostado la vieja, oyó la niña que su hermanito se
quejaba y la preguntó a la vieja qué es lo que estaba sucediendo, a lo que le
respondió le estoy despiojando. Tú ni eso le has hecho, seguramente por ello te
habrá botado tu padre, por ociosa ¡chiquita malcriada! Le decía en voz alterada que
la niña no tuvo que responder.
La niña seguía escuchando a cada rato el grito
¡Akachauuuuu! ¡Akachauuuuu!. El temor lo contuvo y al final todo quedó en
silencio. La niña despertó muy de madrugada, pero ya la vieja se había levantado, le
preguntó por su hermanito y esta le respondió con voz de ogro:
“Él no es mala
gracia como tú, yo quisiera que seas viva como él, que sabe hacerse querer, ya se
fue muy tempranito por leña y no tardará en regresar”. Agregó: “Si quieres comer
cocina estas papas” y le entregó un runku de collotas, que por más que las hizo
hervir, como es natural, no se cocinaron.
¡Come! _dijo la vieja.
“No puedo comer,
porque son piedras” _dijo la niña.
No que van a ser piedras, son papitas primerizas y
aunque algunas están un poquito llojtas, las otras son arenosas, y diciendo,
aplastó la collota y se la comió para sorpresa de la muchacha.
Después del diabólico desayuno le dijo: Anda al puquio y trae agua con esta canasta.
Cómo puedo traer agua con una canasta _dijo la niña. Muy molesta la vieja,
queriendo darle una lección a la niña, se fue al puquio, ordenándola a la niña que no
se mueva de su sitio y encargó al yukish(Ave oriundo de la quebrada de Chaupihuaranga de color plomo y pico amarillo) y al sapo para que avisara si no cumplía
sus órdenes. Le dijo al yukish:
“Yukish, wichiakamunki wamra sharkuptinqa. (Yukish me silvas cuando la niña levanta)
Y al
sapo le dijo:
¡Sapo, tock, nimunki wamra kuyuptinqa, (Sapo croas cuando se mueve la niña.)pero en lugar de avisar, los
animales que rodeaban la cueva empezaron a hablar y le dijeron a la niña:
“No creas
que tu hermano haya ido a traer leña, esa vieja Ganchana se lo comen a todos los
que llegan a su casa, ahora mismo tu hermanito está hirviendo en una olla sobre la bicharra. Sácalo de allí, pon sus restos en ésa
manta y huye por aquel camino que te conducirá por sitios por donde hay socorro.
La niña huyó, dando gracias a los animales que se quedaron festejando con danzas
macabras la mala pasada que jugaba a su peor dueña. Y cuando ya la niña asomaba
un cerro, cantó el yukish, y croó el sapo. La vieja, presa de la furia, tiró la canasta y
regresó cayéndose y levantándose entre las pajas.
Al no encontrarla creció su enojo:
¡Ah! ¡Rapracha(
Loca)! Con que te has escapado. Ahora verás cómo me como a tu
hermano y a ti misma, ¡Ya me la pagarás!
Y se puso a rastrear por donde se había
ido, y encontró que siguió un camino que a ella le estaba prohibida. Sin embargo
corrió por el campo muy rápidamente y después de larga fatiga divisó a su
perseguida, que totalmente cansad seguía caminando con su carga cuesta arriba.
Un venado que vivía en esa región y que había visto la persecución le aconsejó:
“Niña, no permitas que la Ganchana te alcance, quédate y descansa que yo te
defenderé”.
A poco rato de sentarse la niña, llegó la Ganchana, desgarrada de dolor, le dijo al
venado que le entregara a su hija amadísima que se le estaba huyendo. Al
comprender la farsa, el venado le dio un cabezazo y la dejó semimuerta.
Muy
agradecida la niña continuó su camino. Pero la vieja, revivió y siguió con la
persecución; ya iba a alcanzar a la niña otra vez, pero la niña llegó apresuradamente
a la cueva del Añas(
zorrillo) y el animal, la escondió. La Ganchana preguntó al zorrillo por
su amadísima hija; pero el zorrillo muy amargado orinó entre su cola luego sacudió
en los ojos de la Ganchana haciéndola ciega y aconsejó a la niña que avance su
camino.
Mientras, escapó la niña rápidamente, la Ganchana limpiando sus ojos
nuevamente pudo ver y seguía persiguiendo a la niña. Otra vez ya iba alcanzar a la
niña, pero apareció el cóndor. La vieja preguntó ¿qara kunka cóndor(
35)? Manatsu
kaypa rikashqanki wamralata(
36). Manam rikashqatsu(37)
, luego le sacó sus ojos. La
pobre vieja gritó de mucho dolor. Mientras la niña avanzó su camino hacia el cerro.
miércoles, 15 de enero de 2020
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