miércoles, 15 de enero de 2020

El bombista y las almas - Cuento local de la Comunidad de Chango

El bombista y las almas - Cuento local de la Comunidad de Chango

Hace muchos años atrás cuando en esos tiempos no existía el fluido eléctrico y la gente realizaba sus viajes caminando y caminando. Los músicos changuinos regresaban a su pueblo después de haber participado en una fiesta en el caserío llamado Huachus, que se encuentra por las alturas de chinche. Estos eran tres: uno tocaba el bajo, el otro la trompeta y el tercero el bombo; éste último era el más chistoso que se divertía molestando a todo el mundo. 

Cuando pasaban por delante del cementerio de la localidad de Michivilca, a eso de las doce de la noche aproximadamente y ellos como siempre chispos _¿Qué músico no será aficionado a las copas?_ decidieron descansar; porque ya habían caminado bastante sus pies le obligaban a sentarse, el trompetista y el bajista se quedaron dormidos y el bombista despierto, pensando que travesuras hacer en ese lugar. ¡De pronto! Oyó voces raras que nunca había escuchado y precisamente en la capilla del cementerio, curiosamente se acercó, para sorpresa vio muchas almas, vestidos de hábitos blancos, con sus “cucuruchis” en la cabeza que no dejaba ver la cara y sus cordones en la cintura. 

Estaban rezando con la cabeza baja tan devotamente.

 El bombista observaba curiosamente y como estaba con su valorcito no tenía miedo, entre sí dijo: ¡Nunca todavía me burlé de las almas!, ¿Qué tal si me burlo hoy?, porque estas almas no me conocen es de otro lugar y ¿Cómo me burlaría?...ya sé. Fue entonces cuando regresó por su instrumento después de llegar al lado de la capilla tocó bien fuerte tres veces. 

Y las almas se asustaron y salieron en busca del intruso. Mientras tanto el músico con sus cabellos enmarañados, corriendo fue a avisar a sus amigos que las almas le estaban persiguiendo por gusto, así los tres corrieron desesperadamente por doquier en busca de refugio, el autor del incidente se entró a una casa donde estaban durmiendo una pareja de esposos, se metió al centro y se cubrió la cara con la frazada. El esposo dijo: ¡Que pasa, que pasa señor, quién es usted! El músico dijo: ¡Sálvame por favor! las almas me persiguen.

 Al poco rato llegaron las almas, lo sacaron de la cama y lo llevaron al cementerio, castigándole con sus cordones dejándole desmayado y botando espuma por la boca. Al amanecer sus amigos fueron a buscarlo al cementerio donde lo encontraron desmayado, ellos pensaron que estaba muerto, inmediatamente fueron al pueblo a buscar ayuda y contar lo sucedido a la gente, regresaron con la orina podrida, le hicieron tomar y dieron tres saltos por encima. ¡Sorpresa! al rato reaccionó y juró que nunca molestaría a las almas. 

Luego de estos sucesos continuaron su camino a Chango, donde llegaron cansados y el bombista todo débil, contaron en casa a la familia de lo sucedido que les causó una risa por molestar a las almas. 

“Ay músicos, músicos como siempre con sus travesuras”

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