Cuenta la historia, que cuando empezaron a habitar por aquellos parajes
más gélidos de Chinche Tingo, entre las cordilleras que hoy dividen a las regiones de
Pasco y Lima, se había instalado unos jóvenes recién casados, y con el paso de los
años tuvieron un único hijo, al que le llamaron Cashacushman, (fusión de dos voces
quechuas: Casha = espina y Cushma = Vestimenta), esto porque su vestimenta
parecía unas espinosas champas muy resistentes a los climas fuertes y que abundan
en esos parajes, entonces en alusión a su vestimenta y a su carácter fuerte
acordaron en llamarlos así. Éste estaba acostumbrado a los vientos gélidos que
soplan en las punas y a estar juntamente con sus rebaños entre lluvias y
tempestades, sin importarle nada, así transcurrió su infancia entre estos parajes
desolados en compañía de sus adorados padres; pero conforme pasaba el tiempo
sus padres entraron en años y ya ancianos fallecieron, y Cashacushman no encontró
pareja alguna ni se interesó en buscarla afanado en atender a sus ancianos padres, y
cuando se quedó sólo en esos desolados parajes buscó un lugar muy cerca de la
laguna Morococha(
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) (laguna de aguas verdosas y piedras negras en el fondo de
cuya característica adoptó el nombre) para hacer su choza y vigilar a sus animales
que tomaban sus aguas, así fue hasta que un buen día entre la neblina, que
acostumbraba cubrir la laguna, vio a una mujer que lavaba su ropa en sus orillas,
golpeando con un mazo que reventaban extraños ecos entre las rocas cercanas;
Cashacushman abrumado por una incertidumbre de estar viendo una realidad o una
visión, instintivamente se acercó para comprobar lo que estaba viendo, ya que
nunca había visto a ninguna persona por allí, y entre las neblinas que la cubrían y se
despejaban, casi sin darse cuenta pudo llegar y ya estando cerca a la bella dama
estaba de espaldas como si no se diera cuenta que alguien se estaba acercando a
ella, el solitario joven carraspeó una y otra vez como para llamarle la atención, al
instante la mujer giró la cabeza, y soltó el mazo en el agua levantando enormes hondas que se transformaron en olas, al mismo tiempo que la neblina desapareció
rápidamente, el joven como impactado por la belleza atinó a preguntarle quién era,
qué hacía allí y de dónde venía.
La bella dama respondió que era una enviada por las
almas de sus padres y estaba allí para hacerle compañía, que era la hija de los
Apus de Anamaray (cordillera que divide a dos regiones Lima y Pasco) y que
se casaría con él y así poder tener una prole que poblara aquella comarca, al oír
estas palabras él se arrodilló, levantó la cabeza al cielo juntando sus manos imploró
la bendición divina por tan magnífica compañía.
Ya instalados en la modesta choza de Cashacushman la mujer de cabellos
rubios como los rayos del sol, de rosada mejillas cual deliciosas manzanas, y ojos
azules como el cielo serrano en verano; ordenó la casa, pastaba sus rebaños, sacaba
leche de sus vacas, y todo era lindo, hasta el que el orgulloso Cashacushman estaba
feliz de ver cómo aumentaban desmesuradamente sus animales (ovejas, vacas,
mulas,…) hasta que sus supinos cálculos matemáticos ya no daban para más.
Entonces recordando aquellos viejos tiempos de sus padres decidió ir a la quebrada
de Chaupihuaranga para hacer el trueque con granos (maíz, trigo, habas,…) y le
dice a su esposa que debe llevar carne seca y fresca con esos mulos, la mujer aceptó
la propuesta y alistó el cargamento de carne y le dijo, ahora anda pero eso sí no te
demores mucho, porque te vamos extrañar yo y tu hijo que llevo aquí en mis
entrañas, por eso necesito tu compañía amado mío.
Convenido ambos, alistaron la carga toda la tarde ya que a primeras horas partiría
Cashacushman para la quebrada de Chaupihuaranga, con el encargo de retornar
pronto. Las mulas llevaba sobre sus lomos carnes secas, hechas chalona13
, y
algunas frescas recién sacrificados; es decir llevaba carne para todos los gustos; ya
en la quebrada pudo realizar los trueques y de retorno llevaba maíz de todos los
colores, amarillas, blancas y grises aparte de otros granos que complementaban las
cargas de las mulas, que inquietas por retornar a sus parajes al momento de ser
cargadas, tiraban sus orejas hacia el crin, movían la cola y lanzaban unos resoplidos
con mucha nostalgia; y así se inicia el retorno, pero como era tan distante no pudo
llegar en un solo día y más que la carga era bastante pesadas el retorno era lento.
Ya en esas llanuras de Pampacancha( 14), cerca de su casa se le acercaban los gavilanes negros pecho blanco, aquellos que paran cerca de las vacas y mulas para revolotear sus excrementos y buscar en ellas sus alimentos, y cada vez que levantaba el vuelo se descubría su pecho blanco y cuando se posaban se cubría de negro, y esto era observada por una astuta y hambrienta zorra, que alargó los pasos y fue hasta la esposa de Cashacushman, que estaba ya desesperada y divisaba por la esquina, se le presenta la zorra y le saludándole e inquieta para contarle un chisme que se la inventó con malas intenciones, esperó que la desesperada mujer le preguntara; respondiéndole el saludo, atinó a preguntarle de dónde venía y si, por si acaso no había visto a su esposo.
La ladina inmediatamente le dijo comadrita vengo de la quebrada, y mi compadre ya viene por Pampacancha jugando, jugando con una mujer de blusa blanca y manta negra debe ser viuda le dijo, pensando que la mujer iría inmediatamente a su alcance y mientras tanto ella haría su festín con sus rebaños, ya que no había comido varios días y se encontraba muy hambrienta; pero nada, la mujer llena de ira ensimismada en su celo decidió retornar a su antigua morada, al fondo de Morococha, para eso cogió su zurriago, movió en el aire dándole vueltas circulares e hizo reventar, al mismo tiempo que silbó de un modo especial y al oír eso, todos los animales se reunieron en contados minutos y los dirigió a la laguna, dejándole impávida a la astuta que no logró su objetivo, entonces pensó, esperar a Cashacushman para avisarle y en esos instantes llegaba él y apenas pudo ver cómo sus rebaños se lanzaban a la laguna y finalmente vio desaparecer entre las neblinas a su esposa y sin comprender cuál fue la razón desató sus cargas de maíz rápidamente dejándolos en las cuevas, para ir a la laguna y cuando ya terminaba de descargar, apareció la malhechora saludándole le dijo ¡hay compadrito, que desgracia! ¿Cómo le va hacer eso a usted? Tú que tanto la querías, tú que siempre le has sido fiel, pues no te mereces eso, pero tampoco te desesperes, con mi ayuda podrás recuperarla, pero eso sí a cambio me darías la mitad de tu fortuna, ¿qué dice compadrito?. El hombre en su desesperación aceptó todo lo que le proponía la maldita.
Y saliendo de su asombro atinó a preguntarle,
pero comadrita, ¿cómo podrás ayudarme?, al instante la astuta respondió, yo secaré el agua de la laguna tomando y tú estarás vigilando desde ese cerro para que no se escape o para ver en qué hueco se mete, ¡Ah! Pero eso sí, cuidado, cuidadito con gritar o desesperarte cuando la vez, no vayas a decir, ¡ahí está mi mujer!, porque si no fracasaremos.
No comadrita, haré lo que tú digas con tal de recuperar mi esposa y mi fortuna, dijo el desesperado Cashacushman. Dicho eso y convenido ambos, la zorra le dijo: Así será compadrito, ahora anda ve allá arriba y vigila desde allí y empezaron cada quien con su tarea, la zorra se ubicó en la orilla de la laguna y empezó a tomar el agua y por el ano empezó a botar hacia la quebrada de Yanamarca( 15), cuando ya estaba secándose el agua en el fondo de la laguna vio Cashacushman a su mujer sacando leche en un jarrón de oro de sus vacas pintadas y olvidando el compromiso, y muy emocionado gritó con toda su fuerza, ¡allí está mi mujer!, en esos instantes, sonó como un rayo la panza de la zorra y el agua se volvió a llenar, entre tanto Cashcushman quiso lanzarse a la laguna antes que se llenará de agua, bajaba a toda carrera, pero de pronto quedó petrificado y la zorra también a orillas de Morococha yace despanzada y fosilizada. Así terminó esta historia y en la actualidad, existen esos vestigios, una piedra (huanca) en medio de un roquedal, una silueta de una sirena en el medio de la laguna, y en la orilla la figura de la zorra destripada. Además se dice que el maíz amarillo, blanco y gris dejado por Cashacushman en la cueva se ha convertido en mineral (oro, plata y plomo) y son los actuales yacimientos de Pozo Rico, explotada actualmente por la Cia. Minera Buenaventura.
“Cashacushman, Cashacushman el gavilán y la zorra causaron tu desgracia”
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(Relato del Señor Javier Raúl Minaya Lovatón)
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