miércoles, 15 de enero de 2020

El encanto del Hupay - Cuento local de la Comunidad de Pumapachupan


Shanti (Santiago) joven blanco, cabellos ondulados vivía en Oshqolo (18) (Pumapachupán) era más conocido como “cañita”; porque tomaba aguardiente por semanas; tiempo en que llegaba a su casa; siempre fue galante con las mujeres de su pueblo, así de todas las que llegaban a su pueblo, y siempre se alardeaba que le gustaban todas las mujeres, gordas, flacas, rubias, morenas, no tenía preferencias y cada vez que salía de su pueblo al regresar decía que había encontrado otros amores como piedras en el camino ya la Camicha, la Naticha y la Hermicha, y que todas eran sus mujeres y se afanaba que en cada una de ellas tenía un hijo, si era varón llevaba su apellido y si era mujercita simplemente las negaba, y así había acostumbrado sus días conquistando cada vez mujeres.

Cierto día después de las cosechas su mamá le dijo que tenía peones y que le faltaba las mercaderías y no tuvo más encargo que mandarlo hacer las compras a su hijo Shanti; y tendría que ir hasta Yanahuanca, y le entregó el dinero que había vendido 50 sacos de papas y 2 carneros y que con todo este dinero tendría que comprar las mercaderías porque ya no tenían nada, a lo que Shanti aceptó y se puso su mejor ropa, su chaleco blanco de lana de oveja, su pantalón cordellate y sombrero a la pedrada, ensilló su caballo (Huaycho) y cabalgándose se dirigió velozmente para cumplir el encargo que le había dado su mamá.

Por el camino en Placa se tomó su cuarto de caña y en Chipipata otro cuartito, ya mareado bajaba a Yanhuanca, para simular que no estaba mareado en Llaqlla( 19) se lavó la cara y la cabeza, en el riachuelo de Chipipata que tenía las aguas muy heladas, haciendo pasar toda su borrachera.

Cuando llegó a Yanahuanca se encontró con unos amigos de infancia se puso a tomar, una copita y otra copita que se embriagó totalmente hasta el atardecer, cantando y contando sus experiencias y cuando hablaba de mujeres, éste decía que “era el más macho”, que todas querían estar con él; decía que su Naticha era la más cariñosa, su Hermicha era las más laboriosa; y su Camicha era la más hermosa; gritaba

 ¿Quién tiene más dinero? “yo”, ¿Quién tiene más mujeres? “yo”;

entonces sus amigos le dijeron tú tienes todo paga la cuenta, y éste no dudó en pagar la cuenta porque tenía toda la plata para comprar la mercadería de su mamá ¡Gracias! Tú si eres de palabra le dijeron sus amigos y se despidieron uno a uno pero él seguía tomando hasta gastar el último centavo, hasta que la dueña de la tienda le botó a empujones como no tenía donde quedarse, se cabalgó su caballo Huaycho y se enrumbó de regreso a Oshgolo, el caballo avanzaba lentamente, ya era las doce de la noche, el ladrido de los perros y el salto del animal lo despertaron a “cañita” para que se dé cuenta ya estaba pasando al frente de Chipipata, el camino ya se hacía silencioso, la noche temerosa, de pronto el caballo se echó a correr, como si alguien lo apurara, Shanti se despertó y le dijo a su caballo

¿Qué pasa Huaycho? ¿A quién has visto? Pero su caballo daba gritos extraños, entonces jaló las riendas del bozal, éste se paró y levantó la cabeza y a lo lejos vio a una de sus mujeres la Camicha la más joven y bonita, estaba en la cueva, sentado sobre una piedra, entonces apurado comenzó a jalar el bozal del caballo y éste corrió rápidamente botando espuma por la boca.

Cuando llegó a Huachua Machay( 20) (Llaqlla) la mujer bajó muy lentamente, el caballo nuevamente comenzó a saltar y botar espuma por la boca, pero Shanti no se daba cuenta, más por lo contrario le dijo a su mujer ¿Qué haces por aquí a estas horas de la noche? Ella le respondió, te estuve esperando porque mi papá de la casa, y no tengo a donde ir, y me escondí en esta cueva, vámonos lejos, hay que casarnos, baja de tu caballo, mi papá si me encuentra contigo me matará sino enáncame en tu caballo; pero el caballo se espantaba más y más, pero Shanti por el alcohol no se daba cuenta de nada, pero cuando miró atrás se quedó atónito, sorprendido al ver a la mujer que tenía patas de gallina y se dijo: ¡Dios mío! ¡Qué diablos es esto! Debe ser el licor ¡Estoy mirando mal! Ella es mi Camicha, mi amor, sí ella es, le miraba como si estaría impactado pero la mujer subió al caballo. El caballo corrió como un cohete, cuando ya pasaban la cueva, la mujer le dijo a Shanti: me olvidaba amor, ¡acompáñame a la cueva! Ahí está toda mi ropa, vamos a sacarla, es bastante.

Él bajó lentamente de su caballo pero ella como un ave bajó de un salto, comenzaron a caminar hacia la cueva, cuando éste quería abrazarla ella se negaba y en el camino le decía, ¡ahora vamos estar para siempre juntos! ¡Nadie nos podrá separar! ¡Aquí nadie nos encontrará! Shanti algo confundido le dijo no digas esas cosas, mañana decidiremos a dónde nos vamos, apúrate Camicha, la mujer algo intrigada le preguntaba más cosas ¿Me quieres? ¿Hoy nos conocemos algo mejor, es nuestro día? ¿Estamos juntos siempre?, él en ese momento sintió un presentimiento, el temor empezaba a apoderarse de él, ¿Qué será? ¿Qué será? Miraba a todas partes, pero la oscuridad de la noche, amiga de las desgracias, le atemorizaba aún más cada vez más que avanzaban a la choza el ruido era mayor.

Al acercarse a la cueva había una piedra grande, donde Shanti se tropezó y allí dentro de la cueva había mujeres con patas de gallina bailando alegremente y conversando como si estuvieran en una fiesta, al observarlos bien, nuevamente allí vio a su Camicha, ella también tenía patas de gallina, entonces Shanti desesperadamente comenzó a gritar a su caballo Huaycho, Huaycho ¡Ayúdame! ¡Sálvame!, al escuchar la voz de su amo, el caballo corrió hacia él y le salvó, y cuando miró hacia atrás ya no había Camicha, había desaparecido, la mujer era sólo un encanto, como no consiguió matar a Shanti, en la actualidad sigue buscando a todos los varones con ese nombre que cuando pasan por allí de noche y solos, los llama con la misma voz de la novia o esposa: Shanti, Shanti ¡ven aquí!

“Shanti, Shanti debiste haberle hecho caso a tu mamá”.

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